¿Qué tan realmente ecológico es mi equipo de aire acondicionado? (1 de 2)
En últimos años, hemos visto como el mercado de los sistemas HVAC se ha transformado, priorizando el enfoque a la conservación del medio ambiente.
Reformas internacionales a las políticas para uso y manejo de refrigerantes, implementación de nuevas y mejores tecnologías y la constante competencia de los fabricantes de equipos para mejorar la eficiencia de los sistemas en cuanto a consumo eléctrico y capacidad de transferencia térmica han reformado el panorama del campo de los sistemas de refrigeración.
En el caso particular de los sistemas de aire acondicionado residencial, muy seguramente, los usuarios estarán familiarizados con los conceptos de “refrigerante ecológico” y equipos tipo “inverter”.
Pero, ¿qué significa esto?
Cuando llamamos ecológico a un refrigerante, como es el R410A, nos referimos a su nula capacidad de agotamiento de la capa de ozono, previo a la salida en el mercado de este refrigerante, hacíamos uso del R22, un refrigerante versátil, que podía ser usado para baja, media y alta temperatura, pero que al entrar en contacto con el medio ambiente, dañaba la única defensa que tenemos contra los peligrosos rayos UV.
Si bien, el refrigerante R410A no daña la capa de ozono, aún es perjudicial para el medio ambiente.
Los conceptos ODP (Ozone Depleting Potential) y GWP (Global Warming Potential) nos indican que tanto daño pueden hacer estos gases si no se tiene el manejo adecuado.
Linde, una empresa Alemana que fabrica gases industriales, pone a disposición del público una tabla (http://www.linde-gas.com/en/legacy/attachment?files=tcm:Ps17-111483,tcm:s17-111483,tcm:17-111483) que nos permite conocer el potencial de daño de los refrigerantes al medio ambiente.
La anterior tabla, nos muestra como referencia al Bióxido de Carbono (uno de los gases que intervienen en el conocido efecto invernadero), se puede apreciar que este gas, no daña la capa de Ozono al ser su potencial «0», mientras que en cuanto a calentamiento global, tiene un factor de «1».
Ahora bien, mientras que el R410A no daña la capa de ozono, sí tiene un potencial aún más alto que el del R22.
El último refrigerante, R290, se conoce también como Propano, un gas inflamable con presión y temperatura de operación muy parecidas al R22, que además reporta ahorros en cuanto al consumo de energía eléctrica en los equipos debido a su eficiencia térmica.
Tomando esto como referencia, podemos entender que pese a que los equipos puedan considerarse como ecológicos, no lo son del todo y que aún, tenemos mucho trabajo por hacer en México en cuanto a legislación y capacitación de técnicos e ingenieros.
Si nuestra intención es la de contribuir con el medio ambiente, antes de realizar algún cambio de equipo, podríamos comenzar con los siguientes puntos:
- Brindar un adecuado mantenimiento a nuestras unidades, la energía eléctrica también tiene una huella de carbono y mientras los sistemas de refrigeración se encuentren sucios, el consumo de energía será mayor.
- Calcular la capacidad adecuada de nuestros equipos, un sistema de menor capacidad a la requerida, operará de manera continua, lo que redundará en un mayor consumo eléctrico y mantenimientos con mayor periodicidad.
- Conocer la forma correcta de operar nuestros equipos, una temperatura de confort (22°C-26°C), además de evitar molestias o enfermedades por cambios bruscos de temperatura, también nos hará ahorrar en el consumo de energía eléctrica al tener los periodos de descanso adecuados.
- Conociendo las bases del funcionamiento del ciclo de refrigeración, de esta forma, además de ser menos susceptibles a ser engañados por proveedores sin ética, podremos notar si está por generarse algún problema y se podrán tomar las previsiones necesarias.
Si tenemos estas consideraciones, muy seguramente observaremos mejoras en nuestra economía, además de coadyuvar con la conservación del medio ambiente.